El 49 es un pueblito, perteneciente al partido de Ojo de Agua, Santiago del Estero, muy cerca de las salinas grandes, en donde el tren dejo de pasar hace unos treinta años, luego de extraer toneladas de monte para la exportación, dejando tras de si, una población sin fuente de trabajo, que mayormente debe pensionarse y vivir de la asignación universal por hijo. Las mamas adolescentes son parte del paisaje, con muchos niños, un lugar en donde viven alrededor de ochocientos habitantes, sin señal de celular, sin escuela secundaria, a pesar de la gran cantidad de jóvenes con los que cuenta.
La inmensa mayoría de los hombres trabajan para una empresa extractiva de leña y postes del monte, de “los Suárez”, y todos los veranos prestan sus brazos a empesas del agronegocio, como Nidera, Advanta, Bunge, Monsanto, entre otras, ubicadas en las provincias de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires. A veces vemos en los medios de comunicación como esclavizan a los trabajadores rurales, violando todos los derechos laborales adquiridos en los últimos setenta años, estos mismos “peones rurales” dejan sus mujeres con niños durante meses a cambio de un salario de hambre. Los mismos han sido o son campesinos desplazados, privados de su tierra para poder producir alimentos sanos y su vida campesina.
El estado provincial de Santiago del Estero cada día construye más viviendas, urbanizando y proletarizando al campesinado, cediendo o vendiendo a precio vil la tierra de los verdaderos dueños, pobladores ancestrales, muchos descendientes de indígenas, que han nacido allí, al igual que sus abuelos. Esta “casa propia” que les “da el gobierno” se la entregan con una escritura en donde no tienen terreno para criar ningún animal, basada en una arquitectura que avasalla a los ranchos, sin posibilidad alguna de estar en contacto con el monte, el cual han protegido y convivido con el por siglos.
El crecimiento que se impone tiene que ver con los desmontes, la extensión de los monocultivos, la ganadería a gran escala, la promoción de la megaminería a cielo abierto, dejando tierra sin familias y familias sin tierra, promoviendo una economía con base en las grandes estancias, las cuales cuentan con “dueños” que viven a cientos de kilómetros, dejando el trabajo en manos de los puesteros, figura que despoja de todo derecho de posesión de la tierra al campesino.
En el Km 49 hay una posta sanitaria, que hace un par de años fue inaugurada por el gobernador Gerardo Zamora como un “mini-hospital”, con vivienda para medico, consultorios y ambulancia propia. La misma dista de parecerse a un hospital, la vivienda nunca acogió medico, los consultorios se usaban una vez por mes, luego de la visita medica, la ambulancia tuvo por allí un paso fugaz, tras haberse “cedido” al hospital zonal de Villa Ojo de Agua, por orden de Salomón, director del nosocomio. Desde entonces, ante urgencias, las familias deben costear con un remis, pagando doscientos pesos, su traslado al hospital de Ojo de Agua o Loreto, ambos a más de sesenta kilómetros de distancia.
El agente sanitario abre todas las mañanas el centro de salud y trabaja por un subsidio de quinientos pesos, totalmente en negro, corriendo la misma suerte que la mayoría de los agentes sanitarios rurales. Hasta los ventiladores que dono plan nacer se llevaron.
Como si fuera poco, un medico puso su domicilio en la misma posta para poder cobrar el plus de zona desfavorable, donde por supuesto, nunca concurrió a realizar atención medica.
Es muy común escuchar relatos de mujeres sobre sus partos en el camino, por su “retraso” en la llegada al hospital. No son pocas las que te cuentan que de cinco hijos que parieron, hubo uno que falleció en los primeros días de vida, hecho que pone de manifiesto la elevada mortalidad infantil con la que cuenta esta provincia fuertemente subsidiada por el gobierno “nacional y popular”, donde en nombre del “federalismo”, se profundiza el feudalismo.
Personalmente me toco trabajar durante la segunda mitad del año 2011 en el km 49, fue una experiencia breve, pero muy gratificante. Luego de la clásica atención medica en consultorio, nos quedábamos charlando con quienes salíamos a radiar y quienes nos recibían, tratando de pensar juntos que hacia falta para mejorar la salud del lugar.
Hasta un día se hizo una pequeña asamblea, casi todas mujeres. Lo que conseguimos es una visita cada quince días. Salio en reiteradas oportunidades la necesidad de recuperar la ambulancia y que en el hospital de Ojo de Agua “nos atiendan cuando no hay mas numero”. También concurrimos con la educadora sanitaria a la escuela local para hacer un tallercito sobre educación sexual, intentando poner en práctica la APS, integrando el equipo de salud con la escuela.
Claro que estas pequeñas acciones no han sido gratuitas, hoy se vuelve a radiar una vez al mes, y esas conquistas han quedado truncas tras la destitución de mi puesto de medico de acción radiante, con la firma de Jorge Salomón y el aval de su querido gobernador.
Villa Ojo de Agua, 22 de enero de 2012, Damian de Paula.