Los atajos: la vía más corta hacia ninguna parte

(Editorial Nº 19/2012) En un país acostumbrado a la subordinación de los dirigentes sindicales al Estado y a los partidos del poder, rescatar el valor de la autonomía parece una rareza. Más aún, hay dirigentes sindicales y socia-les que piensan que sin adherir a alguna fracción de los grupos gobernantes la negociación se hace demasiado cuesta arriba.

Otros piensan que la autonomía se puede declamar pero que es impracticable como conducta sindical efectiva. Por eso cuando una actitud de principios como la que sostuvo la CICOP – FESPROSA en la crisis bonaerense da resultados tenemos un motivo más que valido para festejar.

FESPROSA viene muy maltratada por el kirchnerismo desde su fundación a fines de 2005. Tomada nos niega la personería gremial y Manzur hasta una entrevista protocolar. Más aun, si se pactan reuniones en los niveles inferiores del ministerio la aparición de FESPROSA es suficiente motivo para que estas se levanten.

Nuestra autonomía no es gratis. Enfrentamos duramente a Paco Pérez, a Urtubey, a Alperovich, a Gioja, a Beder y a Capitanich, espadas del kirchnerismo. Pero también lo hicimos con Sobich, Sapag y De la Sota. Acompañamos al Garrahan en su demanda contra Macri, al igual que a los compañeros del Niños y de la Ih de la Ciudad Autónoma. Hace tres meses sostenemos nacionalmente a SIPRUS en su enfrentamiento con la administración socialista de Santa Fe.

En la crisis bonaerense nos guiamos por el mismo principio. Acusamos a Cristina y a Scioli de corresponsabilidad en un ajuste que pagaban los trabajadores. Pusimos con nuestra acción un granito de arena en el sentido común popular que percibía esta corresponsabilidad. Y la caída de ambos gobernantes en las encuestas, fruto, entre otros factores, de la lucha unida de los trabajadores, acercó la solución, el éxito parcial.

Para adoptar nuestras conductas nos paramos en la vereda del interés de los trabajadores y profesionales de salud sea quien fuere el gobernante que tengamos enfrente. Y lo sostenemos a muerte con in-dependencia de nuestras simpatías o antipatías partidarias, siempre respetadas en una construcción plura-lista. Seguramente es el camino más largo, el más arduo. Y lo hacemos porque la historia del movimien-to obrero demostró con creces que los atajos suelen ser la vía más corta hacia ninguna parte.

Related posts