En la última Asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Argentina cambió su tradicional posición sobre el Tratado de Pandemias y votó en contra del mismo. El Tratado de Pandemias es un instrumento que venía discutiendo la OMS luego de finalizada la pandemia de COVID-19.
Desde la pandemia del Covid-19, se analizaron alrededor de 10 borradores durante los últimos tres años, previéndose que en mayo de 2024 se iba a alcanzar un texto definitivo por consenso entre países miembro. Esto no ocurrió. No hubo documento y el secretario general de la OMS postergó la resolución para el año próximo.
¿Cuáles son los temas que estaban en debate y cuál era la posición argentina? El Tratado de Pandemias incluía una caída automática de las patentes para los medicamentos y la tecnología en caso de declararse una emergencia sanitaria internacional. India y Sudáfrica, con el apoyo de más de 100 países, entre ellos la Argentina, plantearon en la Organización Mundial de Comercio (OCDE) la necesidad de acceder automáticamente a las patentes en caso de que se repitiese una emergencia sanitaria mundial. En la OCDE, esta iniciativa fue bloqueada por los países centrales.
La discusión se retomó en el plano de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Argentina, en continuidad con su posición en la OCDE, apoyó los textos que planteaban la caída automática de las patentes. Sin embargo, los países centrales y los grandes laboratorios que ganaron fortunas con el Covid-19 se opusieron, dado que para ellos otra pandemia sería otra oportunidad de obtener ganancias extraordinarias.
El Tratado, en su versión inicial, no se refería a los millones de trabajadores de la salud que pusieron el cuerpo y la vida en esos años nefastos. La Internacional de Servicios Públicos (ISP), la organización que nuclea a nivel mundial a la mayoría de los trabajadores sanitarios, planteó, con el apoyo de la Fesprosa, la necesidad de introducir salvaguardas de trabajo decente en el Tratado, en consonancia con los convenios de la OIT.
Otro punto de discusión fue el acceso a los patógenos, dado que los grandes laboratorios y los países centrales querían un acceso indiscriminado a la base de datos de patógenos de los países pobres y dependientes para tener la información base que les permitiese elaborar vacunas y medicamentos en tiempo récord y obtener mayores ganancias.
Fesprosa se entrevistó con autoridades del Ministerio de Salud y de la Cancillería en 2023, así como con la embajadora argentina en la OMS, acompañando las posiciones de la Internacional de Servicios Públicos. Y obtuvo, en principio, una respuesta favorable, que se tradujo en algunas posiciones argentinas durante el debate. Con la asunción del gobierno de la Libertad Avanza, esta política cambió bruscamente y, con el argumento de mantener la soberanía, Argentina votó en contra de la adopción de este tratado en la Asamblea Mundial de la Salud. No lo hizo por sus insuficiencias, por la protección de los trabajadores, sino para defender los intereses de las multinacionales y de los países centrales que venían bloqueando la redacción de un tratado efectivo que favoreciera al conjunto de la humanidad.
Fesprosa alerta sobre este cambio negativo para la salud mundial y para la salud de los argentinos y convoca a debatir el tema el próximo lunes a las 19 horas con el responsable de la Internacional de Servicios Públicos del tratado de pandemias, Pedro Villardi, y la especialista en políticas de salud y ambiente, Natalia Echegoyemberry.